viernes, 16 de noviembre de 2012

CASTIGO DE SOLEDAD

CASTIGO DE SOLEDAD ¿Un atardecer?: El de ayer. Hoy… casi la nada. Mañana será el olvido. Mancera, timón y reja Sobre mi corazón. Estiletazo feroz de aquel arcángel falsario rapiñero de emociones. Ruina de símbolos trágicos, mi vida, resignada a la epopeya, falaz, de deambular sin pericia en busca de su otra vida. La tuya. Nunca me pregunté si eras bella o si al final del desierto nos aguardaba el amor. Un disoluto deseo; una figura plural sobre los terrones grises. Tú, y tu sensual alegría que palpitaba en mi carne. Ahita de tanta dicha. Una súplica superflua. La tersa languidez de un beso, Insumiso... que doblegamos. Carne rosa, Senos de altivo porte. Tu piel de aguafuertes, rosario de felicidades; y al fin… Fue mi ceguera insolente, carcomida de soberbia la que nos llevó al abismo. Excusas entreveradas, plagadas de desencuentros nos arrasó, irremediablemente, como una ola impiadosa. La marea del destino Nos devolvió a las arenas. exhaustos, No pude reconocerte Sal y espuma. Lunares rojos de odio. Los colmillos del olvido Hicieron presa de ti. Superfluo sueño orillero. Madrugón de vino fuerte, alquitrán y barquichuelos sujetos a la maldición de un perfume de violetas. Y el adiós, que mojó mis pies. Calladamente como un cachivache de historia… mal contada. La oscuridad se imprime de tiempo lento. Agónico. Nuestras almas, expuestas se reconocieron en el torpe miedo de vivir. Sudor craso de correajes, furgón de los desahuciados. Calesita alucinada. Sin niños… Nuestros sueños. Paisanos de rústica mirada: Abrid un rumbo en mi congoja. Apuñaladme la espera… Cargo con una culpa impía, deliberada… Infinita. LUIS ALB ERTO GONTADE ORSINI Noviembre de 2012 Derechos reservados.