sábado, 19 de diciembre de 2009

EL SUEÑO DE LOS REYES MAGOS- Pronto llegarán los Reyes, sed muy buenos..........


**Gaspar y Baltasar, son mis niños (ya hace muchos años de eso-- y que conste que me curre todos los disfraces yo solita, cosiendo, menos las pelucas claro)**

EL SUEÑO DE LOS REYES MAGOS
A primera vista, yo diría que un niño sin ilusión no es niño. Sin embargo, no puedo, ni tampoco es posible para nadie, afirmar textualmente esa frase inicial, porque, por desgracia -y debiéramos sentir vergüenza por ello- sí existen en el mundo muchos niños que carecen de ilusiones de ninguna clase. Tan perjudicial es insistir con esta bonita historia de los Reyes Magos a un niño que ya no cree en ella, como privarle de esa ilusión. Lo primero es absurdo. Lo segundo -además de poco adecuado- me parece una crueldad: Es matar en los pequeños la fantasía, el ensueño y la ilusión. Y -como las hojas caídas- "las ilusiones perdidas son ¡ays! desprendidos del árbol del corazón". (Espronceda).

Quitar a un niño la posibilidad de soñar, es como despertarlo de un sueño fantástico. Y lo más grave del caso, es hacerlo molestos porque nosotros, los mayores, hemos perdido la capacidad de imaginar ilusiones. La realidad o la irrealidad de un sueño, no depende de lo soñado, sino de la aptitud de quien sueña. Por eso, para los niños los sueños siempre son reales...


La verdad del tema de los Reyes Magos es.......... ¿Qué verdad? ¿Acaso la inocencia no es verdad...? De todas formas, afirma el dicho: "nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mire". Y... ...........el color del cristal con que miran los niños siempre es rosa. Es la edad de la inocencia. Todo es verdad para ellos, pues no
necesitan hacer distinción entre sueños y realidad.




Los niños de nuestra historia relacionada con los Reyes Magos eran hijos del matrimonio Martínez. Eran como cinco angelitos, revoltosos, pero angelitos. Todos estaban entre uno y ocho años de edad.
Hoy es poco habitual hallar familias tan numerosas. ¿Por qué...?
Por fin, en el colegio, llegaron para los niños mayores las esperadas vacaciones de Navidad.
La Navidad es esperada por todos, pero la esperanza es un patrimonio especial de los niños. También, para los menores cerró sus puertas la guardería. Navidad es para estar juntos en familia. En casa, ¡vaya lío! Cuando no chillaba el uno, gritaba otro, o lloraba un tercero. Y si no, todos alborotaban a la vez.

- ¡Harta, me tenéis harta! -gritaba desesperada la Sra. Martínez.

Ya no sabía qué hacer para calmar a los niños. Tenía un largo repertorio de exclamaciones para estos momentos: -¡Estaros quietos!. -¡Esto es una casa de locos!. -¡Nos van a echar los vecinos!. -¡Vaya escándalo!. -¡No puede ser!. -¡Parece la guerra!.

Pero luego, tras esta última exclamación, siempre pensaba arrepentida:
"¡Ojalá todas las guerras fueran tan inocentes como ésta!"

Llegó, como todos los años, la hora de escribir a los Reyes Magos. Como en Navidades anteriores, el encargado de expresar los deseos de los niños fue el mayor de los hermanos, Manolín. Y -con la recomendación de no poner faltas de ortografía-, actuaba en su encargo bajo la tutela y sugerencias de mamá. La carta -escrita en el papel adecuado que venden para tal fin- decía así:



"Queridos Reyes Magos:

Os escribo por todos mis hermanos. Ellos son más pequeños que yo y algunos no saben ni siquiera escribir. Mi madre dice que pedir no cuesta nada. Pero, también dice que no pida mucho, porque podéis enfadaros y no traer nada.
Queríamos un balón de fútbol y otro de goma. También mis hermanas quieren dos muñecas. Dice mi madre que a los Reyes no hace falta encargarles ninguna marca, porque los Reyes lo sabéis todo. Y Serafín pide una bicicleta pequeña. Como mi hermano es "un trasto", la dejó en medio de la calle y se la pilló un coche.
Ahoratiene las ruedas "como un ocho", y dice mi padre que no es posible arreglarla. Dice mi madre que no hable mal de Serafín. Y también dice que traigáis las cosas, ya se encargará ella de repartirlas. Bueno, si sois generosos, podéis traernos también un tren de juguete.
Dice mi madre que no me olvide de poner ¡Feliz Navidad!".
(Manolín).


La noche de Reyes es mágica para todos los niños. ¿Quién no tiene alguna noche de Reyes grabada en el recuerdo? Por lo menos, ¿quién no ha sido niño? ¿Quién no ha soñado alguna vez con esa noche...?.
Los pequeños Martínez estaban más nerviosos que de costumbre. Apenas cenaron y no tenían ninguna prisa por acostarse.
Era como si el sueño de todos los días -el mismo que siempre pesaba en los niños hasta dejar alguno dormido antes de ir a la cama- aquella noche no existiera.

Ya en la habitación de los niños, estaban sobre una alfombra preparados los zapatos. Aquella noche el calzado brillaban más que nunca. Eso les pareció a los pequeños. Sacaron esa impresión, porque, aquella noche, los zapatos fueron el objetivo principal de sus miradas. De todas formas, eran algo ciertas las impresiones de los niños. Los zapatos siempre habían estado brillantes, pero, para esta ocasión, la Sra. Martínez había puesto en ellos un toque muy especial. Sin embargo, en tan buena disposición, la mamá, con el ajetreo del día, había olvidado de colocar junto a los demás zapatos el calzado del niño más pequeño.

Él no podía darse cuenta de esta ausencia, pues todavía no comprendía aquella situación. Los demás niños estaban tan fuera de sí con la ilusión, que tampoco advirtieron la falta.

Los niños se empeñaron -con insistencia y todos a la vez- en dejar la ventana abierta.
"¡Cómo se puede quedar de par en par la ventana una noche de enero! ¡Imposible!" -pensó la mamá temiendo que sus hijos cogieran un resfriado.
- ¡Cogeríais catarro! Vale con que se quede abierta la persiana -exclamó la mamá.
A causa de esta petición de los pequeños y, para tranquilizarlos, la Señora Martínez contó a sus hijos que los Reyes pueden traspasar paredes. Entonces Serafín -el más despierto de todos los hermanos- se acordó de una escalera para subir hasta la habitación (pues vivían en un tercer piso) y expuso la cuestión. Y la mamá -con la paciencia que sólo tienen las madres- les relató una historia de camellos que vuelan.



- ¡Jo!, yo creía que los camellos tenían joroba, pero no tienen alas para volar -replicó Serafín al instante.
- Bueno, vuelan sin alas -improvisó una contestación la mamá muy sorprendida, porque cuando refirió lo de los camellos voladores no había contado con la difícil cuestión que le iban a plantear sus hijos.

Pero siguieron las preguntas. ¿Y...? ¿Y...? ¿Y...?
- Son Magos y se acabó, lo pueden todo. Y ahora a dormir, que para eso es la noche, y hasta el sol se acuesta -dijo la mamá con la cara más seria. De no haberse mostrado así de severa, sus hijos se habrían pasado la noche preguntando.
Los niños estaban nerviosos. Sobre todo, a los hermanos mayores que se daban más cuenta de la situación, se les notaba una excitación especial. Aquella noche, tardaron en dormirse más de lo habitual. ¡Qué recuerdos!. Estoy seguro que esto mismo nos ha pasado a todos. Los
niños querían ver, despiertos, a los Reyes. En esa ilusión consistía la ausencia de sueño. Pero, rendidos por el cansancio acumulado durante el día, se cerraron sus párpados a pesar de la resistencia y se durmieron.

Entonces comenzó el bello sueño:


Entraron los tres Reyes Magos. Nadie sabe cómo ni por dónde penetraron en el dormitorio. Simplemente aparecieron. Eran los mismos del año pasado.


Por ellos no pasa el tiempo. Los Reyes no cambian. Traían las mismas vestiduras de sedas de colores con adornos de piel de armiño en sus capas. En sus cabezas lucían relucientes coronas de oro llenas de piedras preciosas incrustadas. Dos de ellos tenían barba blanca. El otro Rey era negro y parecía mucho más joven que sus compañeros. ¿Tal vez era la ausencia de barba quien le daba apariencia de juventud?

Todos los Reyes son simpáticos, pero de los tres, el negrito -como a todos los niños- también a ellos les inspiraba más simpatía. Hasta -recordando las palabras de la mamá-, a través de los cristales de la ventana y con las estrellas de fondo, vieron la silueta de la cabeza de un camello volador.



Sólo el Rey Gaspar llevaba bolsa para distribuir los regalos y sacaba de ella cajas y más cajas. Parecía un saco mágico que nunca se vaciaba.

Sacó muchos más paquetes que regalos habían pedido los niños.
Baltasar -el simpático negrito- pareció olvidarse de que era Rey Mago. ¿La razón de la apariencia del olvido?: Contaba por los dedos, como lo hace un niño que no entiende de cuentas. Lo hacía repetidamente. Sumaba una y otra vez, cual si no supiera contar o hubiera hallado un problema superior a su mente. Después, se llevó el índice a la boca para pedir de esta forma silencio al Rey Melchor. Y seguidamente, susurró unas palabras al oído de su compañero.

Tampoco Melchor supo resolver aquella cuestión expuesta por Baltasar en la que ni siquiera había reparado. Gaspar, mientras tanto, seguía muy activo
extrayendo cajas de su saco mágico.

Los dos desconcertados Reyes le llamaron inmediatamente por señas para consultar con él la dificultad.
Como si hubieran descubierto algo grave, se pusieron a deliberar. Hablaban los tres Reyes muy juntos. Conversaban en voz baja y con las cabezas casi pegadas. Guardaron muy bien la quietud del dormitorio.
Adoptaron las debidas precauciones para no despertar a los pequeños con su conversación. Por fin, hallaron una solución al problema. Pero... ¿qué pasaba...?: Simplemente ocurría que el Rey Baltasar había descubierto la existencia de un niño más que pares de zapatos.


Los Reyes siempre tienen soluciones para todo. "Para eso son Magos" -les había dicho la mamá a la hora de acostarse-. Buscaron en su saco mágico una caja de zapatos nuevos, de por estrenar. Seguidamente, la dejaron con sumo cuidado en la alfombra junto a los otros calzados. Y después, desaparecieron misteriosamente. Nadie supo cómo se marcharon. Se fueron de la habitación de la misma forma que llegaron.

Los pequeños durmieron de un tirón hasta el amanecer. Así lo hacen todos los niños. ¡Qué suerte tienen! ¡Cuánto me agradaría a mí dormir así!.
Despabilaron su adormecimiento a la mañana siguiente. Se despertaron un poquito antes de la hora de costumbre.
Se ve claramente que aquella noche durmieron con una preocupación, con un deseo y con una esperanza... Y, cuando despertaron, poco después del amanecer, -llenos de ilusión e intensa emoción- dirigieron inmediatamente sus ojos hacialos regalos.

Allí, sobre la alfombra, estaban todos los juguetes metidos en sus cajas envueltas en papel de regalo y adornadas con lazos de colores. Y también, también estaban los zapatos nuevos para atestiguar todo lo sucedido esa noche.

Los niños nunca olvidarán su sueño. Porque, soñar es tan bonito y necesario que, a veces, nadie querría despertarse, o, por lo menos, cualquiera desearía que sueños tan bellos como éste de los Reyes Magos tuvieran lugar todos los días...


Montaje y recreación:



Música:
Los Reyes Magos - Tatiana

jueves, 17 de diciembre de 2009

AQUELLAS GOTAS




Aquellas gotas oscuras
que caían lentamente
por paredes maltrechas
de desvelos y ausencias…
hasta convertirse en un torrente
de penas.

Aquel agua que corría
a raudales
uniendo sus vías
formando canales
de gastados días.

Aquel lago de cristal
que se formó
aquel sabor acre
aquel humo y aquel olor
¿sabes?
¡eran mis lágrimas de dolor!.

viernes, 4 de diciembre de 2009

LEYENDAS DE FLORES NAVIDEÑAS

Leyendas de flores navideñas

Las flores constituyen un adorno delicado y hermoso en la celebración de Navidad. A algunas de ellas se las relaciona específicamente con esta festividad, y en torno a las mismas han surgido tiernas leyendas que les dan una importancia especial.

LA ROSA DE NAVIDAD

Cuenta la Leyenda que……


(Pastorcilla- Emile Munier)

Una pastorcilla ayudaba a cuidar el rebaño de su familia, en unos campos cercanos a Belén.
Buscaba una pequeña oveja que se había extraviado y subió por una ladera. Al mirar hacia abajo, advirtió mucho movimiento entre los otros pastores y vio como se apresuraban en dirección al pueblo.

Temiendo alguna desgracia, la niña bajó corriendo a preguntar que pasaba y a dónde iban con tanta prisa. Un pastor que conocía le contestó:

-Vamos a ver al Niño que ha nacido en un establo en Belén. Ya estuve allí esta noche pasada y pude ver que es realmente el Hijo de Dios. Ahora voy a llevar a su Madre una taza de miel.

Y la niña vio que todos los pastores que iban hacia el establo llevaban algún pequeño obsequio en sus manos; quién un poco de queso, quién un trozo de pan, quién una jarra de leche. ¡Y ella no tenía nada...! Quería ir a ver el Milagro, quería ver al Niño, pero no quería ir con las manos vacías. Su padre ya había recogido toda la leche, ella se había comido todo el queso y el pan que le dejaron para el almuerzo... No, no tenía nada que llevarle y le daba mucha pena y mucha vergüenza no poder hacerle una pequeña ofrenda.
Y se sintió tan acongojada que no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas.

Y entonces una luz muy brillante apareció ante ella y oyó una voz dulce y serena que le decía:

-Ven conmigo…….
Y la luz se acercó a una gran roca y allí, junto a la piedra, surgiendo de la nieve, había una preciosa planta cubierta de flores blancas


* * Eléboro (Heleboro) Rosa de Navidad* *

La niña gritó de alegría; ¡Ya tenía un regalo que llevar al establo! Recogió las flores tan deprisa como pudo y con ellas en la mano corrió hacia el Portal y con una gran sonrisa, se las entregó a María.


Y el Niño Dios también le sonrió a ella desde su cuna de paja


(Esta rosa florece en invierno en las montañas de Europa Central y se la conoce popularmente como “rosa de Navidad”.)




LA POINSETTIA

Cuenta una leyenda que Diego, un niño muy pobre, asistió a la misa de Navidad. Sus ojitos recorrieron el templo y quedaron admirados por la profusión de flores bellas que, como homenaje al Niños Jesús, los fieles iban depositando al pie del pesebre.



Lo invadió un deseo vehemente de poseer una para entregar él también. Un sueño inútil, ya que su extrema pobreza le impedía adquirir siquiera una flor.
Rezó con fervor y se acercó con las manos vacías y pena en su corazoncito inocente hasta el pesebre. Una vez allí se arrodilló y pidió disculpas.
Imprevistamente surgió en sus manos una flor desconocida con forma de estrella. Era muy hermosa. Temblando de emoción el niño la depositó y en ese preciso momento comenzaron a repicar campanas aportando alegría metálica al milagro acaecido.



No son pocos los que asocian esta flor a la Estrella de Belén y es por esto que adornan sus hogares con ella en época de Navidad.


(La flor que en Argentina se conoce con el nombre de Estrella Federal se llama Poinsettia y es oriunda de México)


Montaje y Recreación:


Leyenda- Las arañanas de Navidad




Hace mucho tiempo, en un pueblecito allá en las montañas, iniciaron los preparativos para la Navidad y como era costumbre, todas las mujeres se pusieron, escoba en mano,a limpiar y limpiar hasta dejarlo todo reluciente para cuando llegaran las esperadas fiestas Navideñas







En una de las caras habitaba una araña que tenia instalado su nido en las vigas del comedor. Viendo temerosa que las escoba se acercaba peligrosamente donde estaban sus pequeñas hijas, las llamo a todas y se las llevo un poco mas arriba, donde
habia un pequeño hueco entre ladrillos y que casi no era visible.





Allí estuvieron escondidas varios días, hasta que una noche vieron algo asombroso, en el comedor había brotado un árbol centelleantes de luces y lleno, desde la raíz a las puntas de toda clase de cosas brillantes y deliciosas.”





Las pequeñas arañas estaban muy impacientes y solo querían ir hacia el árbol, pero la mama araña no les dejó acercarse a él, hasta que en la casa solo se oyó el silencio.



Entonces las arañitas se deslizaron por sus hilos y bajando hasta el árbol para ver de cerca todas aquellas maravillas. Se pasearon arriba y abajo mirándolo todo, tocando los adornos con sus patas y dando tantas vueltas que, al final, todo el árbol quedó envuelto en una gran masa de
telarañas y había perdido todo su esplendor.









"Justo aquella noche era la noche en que Santa Claus llegaba a las casas para dejar sus regalos”. Se rió mucho viendo lo felices que eran las arañas, pero también sabía que los niños se pondrían tristes cuando vieran su árbol tan sucio y gris.





Así que les preguntó si querían quedarse en el árbol para siempre. Algunas dijeron que sí y otras decidieron volver a su nido. Santa Claus sopló sobre el árbol y, las que quisieron quedarse, se convirtieron en arañitas doradas y sus hilos en bonitas y brillantes guirnaldas que colgaban de
las ramas del árbol, haciendo que éste fuera aún más bonito.







Y esa es la razón por la que muchas personas ponen arañas y guirnaldas doradas en los árboles de Navidad.







Montaje y recreación:










martes, 24 de noviembre de 2009

La Navidad - Su historia y sus costumbres

ESPECIAL NAVIDAD.



La historia y el origen de las costumbres de Navidad


Os quiero traer un poco de información sobre las principales costumbres que todos los países del mundo tienen para festejar la Navidad.
Estas hacen que esta festividad sea muy especial para todos.
¡Os deseo lo mejor para estas fiestas!
Celebrarlo de la mejor manera posible, ya sea en familia, con amigos, o en algún lugar donde se reunan todas las personas que por alguna razón se encuentran lejos de sus familias.

¡Lo importante es que el espíritu de la Navidad esté dentro de cada uno!



Historia del árbol de Navidad




Uno de los acontecimientos que se comparte en la preparación de la Navidad, es el montaje del árbol navideño, que acompaña todo el ciclo festivo.

Las antiguas civilizaciones europeas y asiáticas adoraban a los árboles, símbolos de la fuerza de la Madre Tierra. Cuando llegaba el invierno y los árboles se quedaban sin hojas, los aldeanos colgaban telas de colores y piedras pintadas de sus ramas, para que sus hojas y frutos volvieran a brotar en Primavera, y así, asegurar la vida vegetal, la vida animal y la supervivencia.

En el siglo VIII, la Iglesia adoptó esta tradición, se tomó como árbol simbólico el pino y el
abeto, ya que la silueta triangular representa al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
También se agregaron las luces que representan el espíritu interior y el amor.
La estrella en la punta del pino representa a la estrella de Belén, también simboliza: unión y paz hogareña.




El Pesebre



San Francisco de Asís tuvo la iniciativa de hacer una tradición del armado del Pesebre. Luego esta costumbre se extendió a toda Europa y más tarde a América.
El nacimiento de Jesús se puede representar con personas en Parroquias o en un ámbito familiar. La escena es relatada en los Evangelios de San Mateo
y San Lucas.

El montaje del Pesebre se realiza en todas las casas cristianas, colocando muñecos de barro o arcilla pintados de María, José y el Niño, representando el momento del nacimiento. También se agregan los reyes magos, la estrella de Belén y varios pastores. Algunas personas incluso realizan grandes
maquetas que pintan y adornan con musgo, árboles, animales y otros detalles que aporta la familia.




Las hojas de muérdago



El muérdago era considerado una planta sagrada, que atraía la buena suerte. También se dice que si una chica se besa con su novio debajo de un muérdago en el día de Nochebuena, se casarán en el año que comienza.




Las tarjetas navideñas



Henry Cole, en el año 1843, en Londres pidió que le imprimieran un diseño con un mensaje para todos sus familiares y amigos, y así, evitarse escribir cada una de las tarjetas.
Desde entonces el diseño de diferentes mensajes y diseños evolucionó año tras año, utilizando diferentes tipos de papel, colores y frases.
Hace ya diez años que del papel pasamos a la tarjeta electrónica animada, que es la manera más fácil de llevar en
segundos y con un solo clic, mensajes y buenos deseos para la Navidad y Año Nuevo.



Papá Noel



El origen de Papá Noel más reconocido es el inspirado en San Nicolás, quien regaló todos sus bienes y se internó en un Monasterio.
San Nicolás fue muy reconocido por su generosidad con las personas necesitadas y los niños. Su fama trascendió las fronteras y dio origen a muchas leyendas que se contaron de generación a generación, hasta llegar a nuestros días.



Los regalos



Los regalos debajo del árbol es una costumbre que viene desde el siglo VIII a.C. en Roma.
Cuando comenzaba el año se regalaban ramas de árboles sagrados para que en el nuevo año tuvieran prosperidad. Luego las ramitas se cambiaron por figuras de miel y monedas, acompañadas de buenos deseos de amigos y familiares,
hasta llegar a pequeños regalos que hacen felices a miles de niños y no tan niños.

BON NADAL - FELIZ NAVIDAD

Jingle Bells - Instrumental


Montaje y Recreación:

viernes, 13 de noviembre de 2009

LEYENDA DE LA PLANTA DEL CAFÉ



El árbol de café tiene su centro de origen en la lejana Abisinia (en la geografía actual Etiopia), en el Nororiente de África. En el mundo sobresalen por su importancia comercial, la especie de los cafés arábigos y los de los cafés robustos. La primera especie responde por casi las tres cuartas partes de la producción mundial y se cultiva principalmente en Cenytro y Sur de América. El cafeto es probablemente originario de la provincia de Kafa, en Etiopía, pero la cuestión no está resuelta completamente.

Dice la Leyenda…….



Que por el año seiscientos vivió en Etiopía un pastor llamado Kaldi. Cierto
día que cuidaba su rebaño de cabras notó que los animales desarrollaban una
conducta extraña. Nerviosamente iban y venían, subían y bajaban, en un
estado de agitación que se prolongó todo el camino de regreso y persistió
durante una noche, que se volvió interminable. Sólo a la mañana siguiente el
rebaño pareció calmarse y fue así como siguió con mansedumbre al amodorrado
pastor hasta las zonas de pastura.



Hasta que unas cerezas tentadoras detuvieron su paso, y luego de mordisquearlas,
las cabras retomaron su conducta nerviosa del día anterior.
Kaldi observó las plantas que aparentemente habían causado el cambio
en su rebaño y probó con cautela una hojita y un fruto.

Lo primero que percibió fue que no se trataba de un arbusto de cerezas,
y que el sabor no era tan agradable como el que esperaba. Pero también
sintió que el cansancio producido por la larga noche de insomnio se había
desvanecido y era remplazado por una energía que lo impulsaba a la acción.
Kaldi tomó consigo unas ramas florecidas y encabezó la marcha hacia
un monasterio que se encontraba a pocos kilómetros. A paso vivo lo seguía
su rebaño.


Al llegar a la casa religiosa, el pastor fue introducido a presencia
del Abad, mientras sus animales quedaban al cuidado de unos desorientados
monjes.
Informado del descubrimiento, el Abad llevó a Kaldi a la cocina, y
prudentemente hirvió una rama con algunos frutos rojos. Pero cuando probó
el gusto de ambos, le pareció tan desagradable que en un impulso arrojó el
atado entero sobre el fuego.

La cocina se vio invadida de un aroma delicioso que indujo al Abad a hacer
una nueva prueba. Tomó el fruto tostado y preparóuna infusión que,
con su perfume cálido atrajo a un grupo de monjes a la cocina.

Así nació el café, de Etiopía al mundo; probado por unas cabras,
descubierto por un pastor, tostado por un Abad, celebrado por unos monjes,
que nunca pudieron imaginar que ese enérgico sabor se seguiría prolongando
durante siglos.


(Flor de la Planta del café)


Los monjes, que no pudieron guardar el secreto se extendió a otras latitudes por los esclavos sudaneses que lo llevaron a Etiopia. Años mas tarde se empieza a cultivar en Yemen y se comercializa por territorio musulmán donde se le conoce como QAHUAH que, significa infusión. Los Turcos lo denominan QAHVE y cuando llega a los europeos para simplificar la pronunciación lo llaman CAFEE, COFFEE, CAFF y CAFE.



Parece que las tribus africanas, que sabían del café desde la Antigüedad, molían sus granos y elaboraban una pasta utilizada para alimentar a los animales y aumentar las fuerzas de los guerreros. Su cultivo se extendió en primer lugar en la vecina Arabia, llevado probablemente por prisioneros de guerra, donde se popularizó aprovechando la prohibición del alcohol por el Islam. Yemen fue un centro de cultivo importante, desde donde se propagó al resto del mundo árabe.

Se le llamó entonces qahwa (قهوة), que significa vigorizante. Los datos arqueológicos disponibles hoy en día sugieren que el café no fue «domesticado» antes del siglo XV: el proceso de elaboración de la bebida, largo y complejo, explica quizás el descubrimiento tardío de las virtudes de las semillas del cafeto, poco atractivas inicialmente. Los recientes descubrimientos (1996) de un equipo arqueológico británico, aún por confirmar, dejan entrever la posibilidad de que el consumo comenzara a partir del siglo XII, en Arabia.


Las caravanas llevaban el café hacia el Alto Egipto y Nubia, por una ruta, y a las ciudades más importantes de Arabia, por la otra. Así, el consumo del café se impuso en todas las ciudades del Islam: Sana, La Meca, Medina, Damasco, Bagdad, Teherán, Beirut, Alepo, Constantinopla, El Cairo, Argel, etc. En 1420 se bebía café en Adén, y luego en Siria y en Constantinopla, en 1550. A finales del siglo XVI ya tal hábito se había arraigado en todo el mundo musulmán. Las virtudes de la bebida fueron difundidas por los peregrinos musulmanes, pero no la planta, que se guardaba celosamente en su lugar de origen. Para mantener el control monopólico sobre su comercio, altamente rentable, los comerciantes árabes sólo vendían los granos verdes hervidos o tostados. Así evitaban la reproducción de la planta, impidiendo que los granos pudieran germinar y convertirse en plantas productivas de café fuera de Arabia.

Expansión del café por el mundo.


Los efectos del café eran tales que fue prohibido en la llamada de imanes ortodoxos y conservadores en La Meca en 1511 y en El Cairo en 1532, pero la popularidad del producto, en particular entre los intelectuales, impulsó a las autoridades a cancelar el decreto. En 1583, Léonard Rauwolf, un médico alemán recién llegado de un viaje de diez años por Oriente Medio, fue el primer occidental en describir el brebaje:

Una bebida tan negra como la tinta, útil contra numerosos males, en particular los males de estómago. Sus consumidores lo toman por la mañana, con toda franqueza, en una copa de porcelana que pasa de uno a otro y de la que cada uno toma un vaso lleno. Está formada por agua y el fruto de un arbusto llamado bunnu.

Léonard Rauwolf



Estos comentarios llamaron la atención de mercaderes, a los que la experiencia del comercio de las especias les había hecho sensibles a este tipo de información.

En el siglo XV, los musulmanes introdujeron el café en Persia, Egipto, África Septentrional y Turquía, donde la primera cafetería, Kiva Han, abrió en 1475 en Constantinopla.


El café llegó a Europa alrededor del año 1600, gracias a los mercaderes venecianos. Se aconsejó al Papa Clemente VIII prohibir el café, pues representaba una amenaza de los infieles. Después de haberlo probado, éste último bautizó la nueva bebida, declarando que dejar sólo a sus infieles el placer de esta bebida sería una lástima.

El café fue bien recibido por los monjes por las mismas razones que los imanes: permite mantenerse despierto durante mucho tiempo y mantener el espíritu limpio.

(Los musulmanes, celosos de sus plantas de Coffea arábica, prohibieron su exportación. En 1650, un peregrino musulmán, Baba Budan llegó a coger siete plantas en la India, que plantó en Mysore' y cuyas plantas descendientes subsisten todavía hoy.)


Así se mantuvo durante mucho tiempo el comercio cafetalero con Europa, especialmente con los mercaderes de Venecia, quienes distribuían el café en las farmacias existentes para expenderlo como medicamento. El monopolio comercial cafetalero árabe se mantuvo hasta inicios del siglo XVII, cuando se rompió por la acción de algunos peregrinos musulmanes que contrabandearon los primeros granos fértiles hacia la India. Los holandeses, grandes comerciantes, ya se habían interesado en tan pingüe negocio, y llevaron el primer cargamento de café a los Países Bajos en 1637. Casi treinta años más tarde, ya el comercio del café funcionaba a gran escala en Europa. En el sur y oeste de Europa se observó una mayor tolerancia. En la década de 1650 comenzó a ser muy importado y consumido en Inglaterra, y se comenzaron a abrir cafeterías en Oxford y en Londres. La primera cafetería en Londres se abrió en 1652.


Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (donde, por cierto, se distribuían panfletos) por parte de filósofos y letrados

A fines del mismo siglo, hacia 1690 los holandeses (específicamente, un holandés de nombre Nicolás Witten) trasladaron algunos arbustos desde El Yemen hasta su colonia de Batavia (Djakarta, desde 1949), en Indonesia. Y de allí a sus otras colonias de las Indias orientales, para dar nacimiento a las primeras plantaciones de Java y Sumatra.

En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlín. En París, el café Procope fue el primero en abrir, en 1686, inventando una nueva forma de preparar el café: haciendo pasar agua caliente a través de un filtro con café molido.



. En 1676, esta agitación incitó al fiscal del rey Carlos II de Inglaterra a pedir el cierre de las cafeterías, citando crímenes de ofensa contra el propio rey y contra el reino. Las reacciones en contra de tal decisión fueron tales que el edicto de cierre debió revocarse. Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron profundamente al Reino Unido. Había más de dos mil cafeterías, según un registro del año 1700. La famosa compañía de seguros Lloyd's fue en su origen una cafetería, fundada en 1688.

La historia de las célebres cafeterías de Viena comenzó con la Batalla de Viena de 1683. A mediados del siglo XVIII todas las ciudades europeas tenían cafeterías, y, en 1734, Johann Sebastian Bach compuso su célebre Cantata del café , en una de cuyas escenas una chica le pide a su padre que, si la castiga, no lo haga prohibiéndole el café, y dice que, si se casa, su marido deberá permitirle beberlo.


(Kofetarica (La bebedora de café), de 1888. Óleo sobre lienzo de Ivana Kobilca (1861–1926), en el Museo Nacional de Ljubljana)
El café estuvo prohibido en Rusia, con penas incluso de tortura y de mutilación. Y, cuando la policía zarista encontraba a alguna persona presa de una crisis nerviosa, se lo atribuía al café.
El café cruzó el Atlántico en 1689, con la apertura del primer establecimiento en Boston. La bebida ganó popularidad y obtuvo el rango de bebida nacional, después de que los rebeldes lanzaron al mar el té sobretasado por la corona británica durante el motín del té en Boston. Esta operación clave se preparó en la cafetería Dragón verde.


(Motín del té en Boston, 1773)
El café alcanzó su completa aceptabilidad social en el siglo XVIII. Pronto los grandes cultivos se desplazaron a Ceilán e Indonesia, consolidándose posteriormente en América del Sur.
El café comenzó a cultivarse en las colonias inglesas, en particular en Ceilán, pero las plantaciones fueron devastadas por una enfermedad y finalmente sustituidas por plantaciones de té. En 1696, los holandeses lo hicieron cultivar en Indonesia y en Java. En 1714, el capitán de infantería Gabriel Mathieu de Clieu ocultó un esqueje de una planta de café ofrecida por Holanda al rey Luis XIV de Francia y conservada en los invernaderos reales para establecerlo en las cuestas del Monte Pelée en Martinica y en Santo Domingo. Cincuenta años más tarde, se cuentan 19 millones de plantas en Martinica.



La primera plantación en Brasil se estableció en 1727. Su industria dependía de la práctica de la esclavitud, que se suprimió en 1888.


Las primeras semillas de café se llevaron a Colombia de las Antillas Francesas, y los primeros cultivos en pequeña escala se registraron en los últimos tiempos coloniales, sobre todo en el departamento del Magdalena, en 1785.

Cuando el café alcanzó las colonias estadounidenses, no tuvo inicialmente tanto éxito como había tenido en Europa, ya que los colonos lo veían como un pobre sustituto del alcohol. Sin embargo, durante la Guerra de la Independencia, la demanda de café aumentó hasta tal punto que los distribuidores tuvieron que agrupar las escasas existencias y subir los precios drásticamente; parte de ello se debió a la disponibilidad reducida de té de los mercaderes británicos.


El consumo de café entre los estadounidenses aumentó durante principios del siglo XIX, tras la Guerra de 1812, que había acabado con el acceso a las importaciones de té, y la gran demanda durante la Guerra de la Independencia, así como muchos adelantos en la tecnología para la elaboración de la bebida cimentó la posición del café como un producto diario en Estados Unidos.



En Colombia las primeras plantaciones a mediana escala se registraron en 1808 en Cúcuta y en 1813 Ignacio Ordóñez de Lara fue el primero en contar con un cultivo de 7.000 palos de café. Y para el año 1890 el café se constituye en base de la economía regional.

A principios del siglo XIX encontramos, tardíamente, algunos cafés en Caracas. Algunos eran bares con la fachada de café, pero en todos se reunían los viajeros para tomar comidas ligeras, en cuya elaboración utilizaban muchas veces productos importados. La moda del café en Venezuela se despertó un poco tarde, en comparación con otros países como México, en cuya capital se abrió en 1785 un café en la plaza de El Zócalo. Los primeros cafés establecidos en Caracas fueron, según las fuentes hemerográficas consultadas, el Café del Ángel, en la calle de Venezuela, y el Café de la Confederación, en la calle de Barcelona, que estaban en funcionamiento en 1814.



Así se extiende la costumbre por todo el mundo. Los mayores consumidores de café a nivel mundial son suecos y finlandeses que ganan mas dinero consumiendo que los países exportadores produciéndolo. Esa podría ser una de las caras ocultas del consumo de café.



Fuente: Wikipedia.
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