miércoles, 27 de enero de 2010

LEYENDA DEL ATRAPASUEÑOS


Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión.

En esta visión Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría apareció en la forma de una araña.
Iktomi le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderes espirituales de los Lakotas podían entender.

Mientras le hablaba Iktomi, la araña tomo un aro de sauce, el de mayor edad, también tenia plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña.


Habló con el anciano acerca de los círculos de la vida, llegamos siendo unos bebes y crecemos durante la niñez y llegamos después a la edad adulta, finalmente caminamos hacia la ancianidad, donde nosotros debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes, completando el círculo.

Pero Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red……

- en cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras con las buenas fuerzas ellas te guiaran en la dirección correcta.
Pero si tú escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en la dirección equivocada.

Iktomi continuo….. ahí hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza.
También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas.

Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro.
Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano Lakota, la red y le dijo:

-ves la telaraña es un circulo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones.
Si tu crees en el gran espíritu, la telaraña atrapara tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero.



El anciano Lakota, le paso su visión a su gente y ahora los indios Siux usan el atrapasueños como la red de su vida.
Este se cuelga arriba de sus camas, en su casa para escudriñar sus sueños y visiones.

Lo bueno de sus sueños es capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de sus sueños escapa a través del agujero en el centro de la red y no será más parte de ellos.

Ellos creen que el atrapasueños sostiene el destino de su futuro.



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lunes, 18 de enero de 2010

LA LEYENDA DEL MONT-ST .MICHEL


Al norte de Francia, en la Baja Normandía en un islote de apenas cuatro mil metros cuadrados se encuentra el Mont St. Michel, un lugar que encierra siglos de historia y leyendas.
Donde según cuenta la leyenda, aconteció una de las batallas más despiadadas entre los defensores del bien y las fuerzas del mal.

La Historia del Monte se remonta a las tribus celtas, allí se entregaban a los cultos druídicos en lo que entonces era llamado Mont Tombe o Tumba de Blenus (Dios galo del sol) donde existía un gran megalito.
Los romanos lo llamaron Puerto Hércules.

Con la llegada del cristianismo, el islote siguió dedicándose al culto. Fueron construidos en el peñasco varios oratorios dedicados a mártires cristianos que eran velados por ermitaños, siendo estos sus únicos habitantes.

Y la leyenda cuenta que…..

El Monte Tombe, que ya desde siglos atrás había estado dedicado al culto a los dioses, fue el escenario de la misma leyenda.


Cuentan que el Demonio, que había adquirido cuerpo de dragón marino, aterrorizaba a las pobres gentes del lugar allá por el siglo VIII.

De la Leyenda del Mont St Michel tambien hay un libro que escribió “Frederic Lenoir” “La Promesa del Ángel”:

y Fray Román que es uno de los personajes de la interesante novela nos lo cuenta así:
“”El Apocalipsis de Juan” ¡comienza! Y revela que Satón se había transformado en un terrible dragón. En el siglo VIII, ese monstruo surgido de las aguas del mar aterrorizaba a la región.



El Arcángel guerrero, San Miguel, fue llamado para luchar contra ese demonio. La batalla empezó en el monte Dol Bretón, la montaña vecina del Mont-Saint-Michel, que entonces era conocido como monte Tombe. Las hordas maléficas combatían fieramente y San Miguel levantó la espada y cortó la cabeza del animal. El obispo de Arranches, Auberto, fue testigo de ese combate y por tres veces recibió en sueños la orden de San Miguel de construirle un lugar de devoción allí donde había vencido al Maligno.

Y así se hizo: en año 709, En ese lugar consagrado nació la abadía de Saint-Michel, pasando a llamarse el Monte Tombe como: Mont-St. Michel


Así lo define un afamado escritor Francés……


“Castillo de hadas erigido en el mar, sombra gris que se alza sobre el cielo brumoso” El ocaso teñía de rojo la inmensidad de los arenales, teñía de rojo la desmesurada bahía; tan solo la abadía escarpada que surgía al fondo, alejada de la tierra como un caserón fantástico, sorprendente como un palacio de ensueño, increíblemente extraña y hermosa, permanecía casi negra a la luz del sol poniente.

Guy de Maupassant


Montaje y Recreación


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sábado, 16 de enero de 2010

TOMAS DE ERCELDOUNE Y LA REINA DE LAS HADAS

TOMAS DE ERCELDOUNE Y LA REINA DE LAS HADAS


Tomas el rimador y la de las Reina Hadas- de Joseph Noel Patton


Según la leyenda existió un antiguo poeta que obtuvo el don de la profecía de la reina de las hadas……


Durante el reinado de Alejandro III de Escocia, vivió un poeta inglés, que llego a vivir 7 años en el País de los Elfos, teniendo grandes dificultades cuando regreso a la banalidad de su vida en la tierra.

Se llamaba Tomás de Erceldoune, pero le habían dado el apodo de Tomás el Rimador, ya que era autor de una obra poética dedicada a los amores de Tristán e Iseo, considerada hoy en día, la obra más antigua de la poesía inglesa.

• Cierto día que se encontraba reposando en la colina de Huntly, en las cercanías de los montes Eildons, que se levantan por encima del monasterio de Melrose, Tomás vio dirigirse hacia él una mujer espléndida que parecía una amazona o una diosa de los bosques. Encaramada en una silla de montar de marfil incrustada en orfebrería, montaba un corcel blanco cuya crin estaba esmaltada de campanillas de plata que tintineaban al viento. Como Diana o Hécate, tenía un arco en la mano y llevaba atados tres lebreles.




Volviéndose loco de deseo por semejante belleza, el poeta trató enseguida de conseguir los favores de esta mujer, que, irritada sin duda por la insistencia de sus palabras, se metamorfoseó entonces en una horrible bruja, fea y vieja, de piel ajada, color plúmbeo, labios arrugados y un ojo arrancado que colgaba de u órbita.
Pero Tomás, víctima de un encantamiento, renovó la expresión de sus pensamientos y aceptó convertirse en esclavo de la bruja.



Ésta le condujo durantes tres días y tres noches por una caverna subterránea en la que no se filtraba ninguna luz. Siguiendo a su terrible guía, Tomás avanzaba en la oscuridad. A veces percibía el rumor de un océano. Otras veces tenía que atravesar ríos de sangre.

El tercer día subieron a la superficie, donde les esperaba un bellísimo vergel lleno de manzanos. Tomás, que estaba hambriento, quiso morder uno de los hermosos frutos, pero su compañera se lo prohibió, recordándole que fue con un gesto semejante cómo el primer hombre y la primera mujer fueron excluidos del Paraíso terrenal. Tomás observó entonces que la que le hablaba había abandonado su piel de bruja y volvía a ser la mujer deslumbrante que había encontrado en la colina de Huntly.
Al mirar a su alrededor se convención de que, tras atravesar los Infiernos, se encontraban precisamente en medio del jardín del Edén.

La mujer se sentó en la hierba y rogó a Tomás que se echara a su lado para concederle los favores a los que aspiraba y que su obediencia le había hecho merecer.

Tras sus dulces expansiones, Tomás apoyó la cabeza en las rodillas de su amante, que, acariciándole suavemente el cabello, le explicó la naturaleza real del lugar en el que se encontraban:

-- Este sendero de la derecha conduce a los bienaventurados al Paraíso. Ese camino quebrado que ves abajo conduce a los pecadores al lugar de su castigo eterno; el tercer camino, en el rincón de esa oscura espesura conduce a un lugar de penas más leves del que las oraciones y las misas pueden sacar a los mortales. Pero ¿ves un cuarto camino que serpentea a lo largo de la llanura hacia aquel espléndido castillo? Es el camino del País de los Elfos, adonde vamos ahora. El señor del castillo es el rey del país, y yo soy su reina. Pero, Tomás, preferiría que me ataran a unos caballos salvajes a dejar que supiera lo que ha sucedido entre tú y yo. Por eso, cuando entres en su residencia, observa estrictamente el silencio y no respondas a ninguna pregunta que te hagan, y yo explicaré tu mutismo diciendo que te arranqué la lengua cuando te rapté de la tierra.


Tomás y la reina de los elfos se dirigierón pues, al castillo, en el que entraron pasando por la puerta de las cocinas. Allí vieron a los cocineros ocupados cortando y preparando treinta ciervos para un festín. Después llegaron a la sala real, donde el rey de los elfos les recibió sin que pareciera sospechar nada. Unos caballeros y sus damas bailaban de tres en tres una danza escocesa, y Tomás, olvidando todas las fatigas del viaje, se unió a ellos y levanto alegremente la pierna siguiendo el ritmo.


Al cabo de un tiempo que le pareció muy corto, la reina le llevó a un lado y le preguntó desde cuándo creía que estaba en el castillo. Tomás le respondió que, según él, acababan apenas de llegar.

-- Te equivocas – respondió la reina--, estás en este castillo desde hace siete años y ha llegado el momento de que te marches. Debes saber, Tomás que el demonio del infierno vendrá mañana a reclamar su tributo, y un hombre tan apuesto como tú sin duda le llamará la atención. Por nada del mundo consentiría que te sucediera tal cosa.
Así pues, ¡adelante! Partamos.

Casi inmediatamente, Tomás y su amada se encontraron en la colina de Huntly, donde había comenzado su idilio, Antes de despedirse de su amante, la reina de los elfos le dio el don de “La lengua que no podía mentir”.

“Este don fue para Tomás un regalo de doble filo, pues la facultad de no poder decir más que la verdad era un problema y Tomás se lo dijo a la reina, pues le haría inadecuado para la religión o el comerció, en la corte de un rey o en el salón de una dama. Pero su amante no hizo caso de estas observaciones y Tomás el Rimador, en cuanto una conversación giraba hacia el futuro, adquiría la reputación de profeta, lo quisiera o no, pues no podía decir nada que no tuviera que producirse fatalmente”

Tomás de Erceldoune vivió todavía algunos años entre los hombres, que le honraron por la calidad de sus predicciones. Hasta el día que un ciervo y una cierva, ambos uniformemente blanco, salieron del bosque, atravesaron el pueblo y se dirigieron directamente hacia la casa de Tomás el Rimador, que, a pesar de su apariencia animal, reconoció enseguida al rey y la reina de los elfos.


Abandonando para siempre entonces para siempre la sociedad de los hombres, siguió a los animales encantados hasta lo más profundo del bosque para no volver a salir jamás. Y si no ha muerto, todavía vive allí.



Fuente: Leyendas Medievales- Elfos y hadas en la Literatura y el arte


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sábado, 9 de enero de 2010

EL ORIGEN DE LAS HADAS - TEORIAS


Existen varias teorías sobre el origen de las hadas. Una de las mejores argumentadas es la que identifica a las hadas con los muertos o las relaciona con los reinos de ultratumba.



Según Robert Kirk (1644-1692) “Los Knowes” - (palabra escocesa que se refiere a un túmulo o a las ruinas enterradas de un castillo) - feéricos cerca de los cementerios estaban habitados por almas de muertos que esperaban
reunirse con sus cuerpos el Día del Juicio Final. El pequeño tamaño de las
hadas puede explicarse por la creencia de que el alma era como una réplica en
miniatura del cuerpo humano en el que habitaba. El alma podía emerger por la
boca del cuerpo cuando dormía o estaba inconsciente, muriendo éste en caso de
que el alma no volviese a su morada.




El rey feérico del Ulster, Finvarra, se consideraba a veces el rey de los muertos.





La siguiente leyenda irlandesa, puede servir de ejemplo:






  • “”Un pescador, llamado Hungh King, que regresaba tarde de su trabajo la víspera de todos los Santos, lo cual no es recomendable, se vio atrapado en una feria de hadas
    y observó que todos los que danzaban eran personas muertas que había
    conocido antaño.
    Finvarra y su esposa llegaron a la feria en una bella
    carroza tirada por cuatro caballos blancos:



Él era un grave caballero vestido de negro y su hermosa dama llevaba un velo plateado sobre el rostro.””





Una segunda teoría defendida por Robert Kirk (n.1800) en The Testimony of Traditión (1890), considera que la creencia en las hadas es un recuerdo de una raza primitiva obligada a esconderse ante el avance del invasor.











Otros consideran que hadas y elfos son dioses menores o espíritus de la naturaleza que han sufrido un proceso de decadencia. Recordemos que las tradiciones irlandesas nos cuentan lo siguiente en relación con sus hadas-(teoría que enlaza de alguna manera con la de Mac
Ritchie-:





“Se considera que Irlanda fue habitada por oleadas sucesivas de diferentes pueblos que se desplazaban unos a otros. Los primeros fueron los Firbolgs, que derrotados y expulsados se consideraron las primeras hadas de la isla, pero tenían un aspecto grotesco, parecido al de los gigantes.
Más tarde llegaron los Tuatha de Danann, el pueblo de la diosa Dana, que a su vez fueron también
desposeídos. Era éste un pueblo con grandes conocimientos de magia, y se
convirtió en un pueblo feérico heroico.



Por último aparecieron los Daoine Sidh, que eran los dioses caídos de los Tuatha de Danann, conocían bien la magia, eran muy bellos y altos, casi como dioses; sin embargo, fueron disminuyendo gradualmente de tamaño hasta convertirse en el pueblo llamado de la “Gente Diminuta” Se
dedicaban a los placeres y ocupaciones propios de los caballeros medievales. Su
pequeño tamaño no era irreversible, pues si lo deseaban podían adquirir la
talla de un ser humano, o incluso mayor. Sus residencias eran en general
subterráneas o subacuáticas. Este pueblo élfico, los Daoine Sidh, resultaría,
pues, de una involución de la envergadura moral y física de una raza de origen
divina.”











Una teoría cristiana considera que hadas y elfos son ángeles caídos. (Veamos lo que cita al respecto Lady Wilde):








  • “Los isleños, como todos los irlandeses, creen que las hadas son los ángeles caídos que fueron expulsados del cielo por el Señor Dios a causa de su orgullo pecaminoso. Y algunos cayeron al mar, y otros a tierra firme, y
    otros en lo más profundo del infierno, y a éstos el diablo les da
    conocimiento y poder, y los envía a la tierra, donde obran mucho mal. Pero
    las hadas de la tierra y el mar son en su mayor parte seres bondadosos y
    bellos, que no causan daño alguno si se les deja en paz y se les permite
    danzar en los
    “Raths”
    feéricos a la luz de la luna con su dulce música, sin ser molestados por
    la presencia de mortales.”







Todavía hay otra leyenda que participa de la misma idea:






  • “El Ángel Orgulloso fomentó una rebelión entre los ángeles del cielo, donde él había sido una de las luminarias principales. Declaró que iría a fundar un reino para sí. Al salir por la puerta del cielo, el Ángel Orgulloso, con
    sus talones, hizo brotar relámpagos retorcidos y penetrantes del escalón
    de la puerta. Muchos ángeles le siguieron – tantos que el Hijo acabó por
    exclamar: *¡Padre, Padre, la ciudad se nos está vaciando!*. Tras lo cual
    el Padre ordenó que las puertas del cielo y las puertas del infierno se
    cerraran, cosa que se hizo al instante. Y los que estaban dentro se
    quedaron dentro, y los que estaban fuera se quedaron fuera, mientras que
    las huestes que habían salido del cielo y no habían llegado al infierno
    todavía, volaron al interior de las cavernas de la tierra, como los
    petreles de las tormentas.”











Hay una última teoría, que analizada con más detenimiento, considera que hadas, elfos, sílfides, ondinas, salamandras y gnomos son seres bien reales del universo intermedio.




  • *El citado pastor Kirk dice: “Estos elfos o siths, son de una naturaleza intermedia entre los hombres y el ángel, como los antiguos lo pensaron de los daimons; de espíritu
    inteligente y curioso cuerpo ligero y fluido, algo de la naturaleza como
    una nuve condensada, y más bien visibles en el crepúsculo*.





Los cabalistas también se interesaron por ellos, consideraban que no estaban dotados de una individualidad definida. Poseían, como los animales, un “alma-grupo”, genérica del conjunto de la especie. Viven durante siglos, incluso milenios, pero
mueren. Su muerte es trágica e irreversible, pues no poseen alma inmortal como
los humanos. A causa de ello no conocen el “libre
albedrío”,
ni distinguen el bien del mal, actúan por el impulso del momento,
no son ni buenos ni malos sino amorales, y desconocen las consecuencias buenas
o nefastas de sus actos. El deseo de lograr un alma inmortal por alguno de
estos Espíritus Elementales, que no se contentan con su longeva y despreocupada
vida pero cuyo fin es total y sin esperanza, es lo que les lleva en ocasiones a
intentar casarse con algún mortal. Esta estrategia es la que narran bellos
cuentos tradicionales.









Uno de los más destacados es “Ondina” de La Motte-Fouqué(1777-1843), en el que se explica cómo estas criaturas pueden alcanzar un alma si un humano se enamora y desposa alguna de
ellas; por el sacramento del matrimonio, el Elemental entra en el estado
central humano, con todas las consecuencias morales que ello conlleva.







Queremos
destacar algunos párrafos de Frithjof Schuon (1907-1998), pensador
metafísico y gran conocedor de las diferentes religiones. El autor precisa lo
siguiente en relación con el Reino Intermedio:



· Pero el monoteísmo nunca llegará hasta el punto de englobar en el Orden Divino el mundo infraángelico, el de los “espíritus”, es decir, de las criaturas psíquicas;
nunca aceptará, pues, lo que podríamos designar con el término “panteísmo”
(Para el chamanista -pues son ellos los “panteistas” tradicionales-, Dios se
sitúa por encima del mundo pero lo penetra y se manifiesta
“conscientemente” a través de los
ángeles y los espíritus -- como las sílfides, las salamandras, las ondinas o
los gnomos. Paracelso trató sobre este género de criaturas; son los Elfos de
los escandinavos y los Jînns de los árabes. Las hadas y las peris, genios
femeninos, pertenecen a la misma categoría --) El hecho de que este “panteísmo”
esté ligado a la magia se comprende sin dificultad si se tiene en cuenta la
función prácticamente divina que adoptan para él los “espíritus”.





Este párrafo es importante pues aclara el ámbito tradicional en el que se han tenido en cuenta a estos seres sutiles, a medio camino entre los hombres y los ángeles. Ellos fueron considerados y formaban parte de su tradición religiosa con pleno derecho, en
primer lugar en las religiones chamánicas, tales como el Shintoismo del Japón o la religión de los Indios de las
Praderas de América del Norte; igualmente los han tenido presentes las
religiones politeístas, pues estas tradiciones incluyen dentro del Orden Divino
esta última irradiación de Dios, que es la penetración de Éste en nuestro
cosmos.





La tradición grecorromana, como la de los celtas y germanoescandinavos antes de la llegada del cristianismo, concebía esta entrada “consciente” de Dios en nuestro universo - a pesar de que Dios al mismo tiempo se mantiene trascendente- a través de los ángeles y espíritus elementales, éstos
eran todavía una prolongación del rayo divino y por ello eran venerados como
divinidades menores, como lo fueron las ninfas griegas y romanas, por
ejemplo. Los monoteísmos, que ponen todo
el acento en la trascendencia divina en detrimento de la Inmanencia de Dios, no
mencionan a estos seres, pues no desean dar cuenta de realidades no esenciales
para la salvación de las almas y se centran únicamente en el universo humano,
excluyendo todo lo que está fuera de él.









En la Europa cristiana estas entidades intermedias que antaño habían tenido su lugar en el seno de su tradición politeísta fueron olvidadas y estigmatizadas, pero perduraron en el ámbito popular, pues la memoria de las antiguas costumbres y experiencias no
podía borrarse fácilmente.





Por lo demás, los contactos entre los seres humanos y los Elementales cada vez son y serán mas escasos a causa del principio cósmico de solidificación que consiste en que los diferentes niveles cósmicos – material psiquico y espiritual – se separen cada vez más
netamente conforme avanza el ciclo cósmico. A causa de este principio, y otras
causas como el punto de vista tradicional antes citado, el mundo sutil o
psíquico no tiene en nuestros días casi ninguna vinculación con el material, no
están interrelacionados como lo estuvieron en épocas pretéritas. Citemos
a Frithjof Schuon:





· Los relatos antiguos y medievales proporcionan numerosas ilustraciones –convincentes para quien concibe este orden de posibilidades—de esta “transparencia” de la
materia, o de esa interpenetración del estado material y el estado sutil : los Ángeles y los espíritus solían manifestarse
entonces en ciertas circunstancias: Lo maravilloso estaba” a la orden del
día”
, si cabe expresarse así; la materia no era todavía el caparazón
impenetrable en que se ha convertido en el curso de este último milenio y sobre
todo en el curso de estos últimos siglos, correlativamente el endurecimiento
mental de los hombres. En las épocas primigenias, las analogías cósmicas eran
todavía mucha más directas que más tarde; el sol era mucho más directamente “divino”
que en las épocas mas “solidificadas”, y la misma observación vale para
todos los fenómenos destacados de la naturaleza: astros elementos, montañas,
ríos lagos, bosques, piedras, plantas y animales; la “geografía sagrada”
conservaba toda su eficacia espiritual.





Podemos completas estas explicaciones con algunos ejemplos de las mismas verdades pero en lenguaje mitológico. Se trata de dos relatos que ilustran muy bien lo expuesto.



El primero, basado en la Cosmogonía de Hesíodo (s.VIII a J.C.), resume así:





· Tierra y el Cielo se unieron en el origen para dar nacimiento al universo y a los dioses que vivían en cada uno de los cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua y la
tierra. Los cuatro elementos formaban, pues, la morada primera de los dioses.
Los más poderosos de ellos subieron después al cielo, mientras que las divinidades
secundarias, es decir, las hadas y los elementales, siguieron viviendo en los
elementos.









El mito expresa cómo los Dioses vienen a animar el universo recién creado, primigenio, -- y por ello todavía casi divino – para luego retirarse de él, dejando como últimos vestigios las divinidades de orden menor que quedan en la tierra para continuar
vivificándola.





Todavía más clara nos parece la siguiente imagen de la Mitología Nórdica, que se refiere precisamente a la génesis de los elfos:







· Otras leyendas surgidas de la Edda cuentan que la creación de la tierra se remonta a la muerte del gigante Ymir,
muerto por los dioses que temían ser destronados por él.



A fin de ocultar su crimen, los Inmortales cortaron el cadáver gigantesco en trozos, que esparcieron por el vasto mundo.



Así fue como la barba del gigante dio nacimiento a los bosques, su frente se convirtió en el cielo y sus cabellos se transformaron en nubes. Su columna vertebral y su espalda engendraron las montañas, su sangre formó los océanos, su piel y su
carne se cambiaron en tierra, mientras que sus huesos se coagularon formando
piedras y metales. Del gigante Ymir ya no quedaba nada, pero de su cuerpo
sacrificado había nacido un mundo. Un mundo que los dioses pretendieron haber
creado completamente – transformando así su crimen abominable en un acto de
amor --. Pero no habían previsto una cosa: que el cuerpo de Ymir se
descompondría, produciendo un hormigueo de gusanos que pronto invadió la
tierra, los bosques, los océanos y el cielo. Al aparecer en la superficie del
cuerpo de Ymir – un cuerpo con las dimensiones del universo creado --, los
gusanos reflejaron por un instante la imagen de los dioses inclinados sobre
ellos, y esta imagen se imprimió para siempre en su ser. Así fue como los
gusanos se volvieron semejantes a los dioses –pero a escala microscópica--,
dando nacimiento a la familia de os elfos.





De acuerdo con la propia naturaleza, algunos de estos elfos se sumergieron en las entrañas de la tierra, del lado del frío y la sombra, mientras que los otros intentaban volver a los cielos, el calor y la luz. Así se formaron por una
parte los elfos negros, o elfos de las tinieblas, y por el otro, los elfos
claros, o elfos de luz – el equivalente, en la mitología cristiana, a los
demonios y los ángeles.





Los elfos de luz evolucionaron libremente a la luz del día. Son alegres, graciosos y benévolos, mientras que sus congéneres negros, lúgubres y maléficos, evolucionan en las profundidades subterráneas. Los elfos de luz corresponden a
las divinidades solares y celestes; los elfos de las tinieblas a las
divinidades ctónicas y telúricas, por no decir infernales.









Los elfos nacidos del cuerpo de Ymir – que simboliza el cosmos --, a pesar de su alejamiento de los dioses –en origen son gusanos--, llevarán en sí esa marca de luz divina –por impresión de la imagen de los dioses en ellos—que hará que los elfos seres sutiles y llenos
de inteligencia, gracias a ellos, todas esas cualidades divinas en ellos
impresas se introducirán en todo el universo, confiriéndole su belleza, su
coherencia y sus leyes. Sin esta penetración de lo Divino en el universo, éste
seria pesado e inerte como un cadáver, sería materia bruta sin cualificar.



Esta concepción del universo ninguna civilización tradicional la ha aceptado. Sólo nuestra época materialista ha considerado válida una visión del cosmos carente de significado y limitada a fenómenos tangibles.









Fuente:Elfos y hadas en la literatura y el arte





Montaje y Recreación:








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