domingo, 16 de septiembre de 2012

TODO A SU TIEMPO

- No veía la hora de llegar. Tuve un día… ¡que te digo¡ Ten estas flores mi amor ¿Y las nenas? - Oh, ¡Qué hermosas¡ Gracias mi vida¡ Se besan tiernamente. La obsequiada introduce provisoriamente las rosas en una jarra con agua. Desde la amplia cocina lo pone al tanto: - Las “nenas” como tú las llamas, regresaron hace rato del Secundario. Julieta se está bañando y Yoli como de costumbre se ha encerrado en su cuarto. Se acerca secándose las manos. A su propósito, te diré que nos ha dado una sorpresa desacostumbrada aunque no creo que desagradable en sí misma: Bajó el promedio de notas. El dilema que se me presenta es que no se trataría, creo, de un episodio aislado; hay algo en ella que me inquieta desde hace cierto tiempo, créeme. Como que algo”brusco” la abate. Mi instinto de madre me dice que algo le está pasando; ostensiblemente ha perdido el apetito y reducido considerablemente su silueta. Por otra parte…ese afán por aislarse…No entiendo. - Voy a saludarla y ver qué hay detrás de todo eso. Convengo contigo que está más delgada y su trato conmigo al menos, de un tiempo a esta parte es distante y extrañamente lacónico. No quise trasladarte esa impresión para no alarmarte, pues en último término atribuí la cuestión a un estado de ánimo pasajero, propio de su edad. Eso de los muchachos y sus cosas…personales. Tú me entiendes. - Me parece prudente que me ayudes a encarar rápidamente el problema. Respecto a Julieta, pues nada: Un relojito en todos los aspectos - tomó las manos del marido y le acercó la boca con dulzura - ; hay algo más que le concierne, no debería sorprenderte pero de seguro te alegrará mucho. - ¡Caramba¡ Entonces debe ser muy importante: Larga el rollo. - Julieta tiene un noviecito y parece que la cosa viene muy en serio. Un chico formal, de buena familia (tengo entendido) y todo un caballero: la acompaña a casa todos los días, mira tú. Tienen la misma edad, dieciséis recién cumplidos. Su conversación es jovial y conceptuosa, aspira a ser ingeniero, en fin: Una “monadita” de chico. - Ummm... es el tiempo de las rosas. No puedo negarte que la “nueva” me produce sentimientos encontrados. Ves cómo crecen tus hijos y tarde o temprano la ley de la vida dispone que hayan de volar del nido para construir el propio. De todos modos espero que sepan aguardar lo suficiente y no cometer errores que son los que desatan luego, dolores profundos. Son muy jóvenes… pero en fin: Lo dejo en tus sabias manos y que Dios provea. - Yo estoy contentísima y ella ni te digo, ayer me contó todo. Me confesó que siente un poco de pudor en comunicártelo directamente, tú sabes, por lo cual me rogó que fuera yo la portadora de la noticia y observara tu reacción. - ¿Y cuál puede no ser otra que de alegría? Por otra parte es muy bonita y tarde o temprano iba a ocurrir. Es muy parecida a ti en muchas cosas. Bien, iré a saludar a Yoli. En el recorrido pasa por la puerta del baño y sin detenerse levanta la voz: “Felicitaciones niña bonita. Qué te dure por mucho tiempo el Príncipe Azul” Desde adentro se escuchó una carcajada fresca: “Gracias papi divino”… Golpea discretamente la puerta del cuarto. - ¿Se puede? - Claro, papá…entra. Abre lentamente. La primera visión lo confunde. Observa a su hija arrodillada frente a la pared desnuda, absorta y con las manos juntas como en un ruego. Dibuja en el aire unos trazos breves tras lo cual, avisada de su presencia, gira la cabeza. Mira al padre con suma atención. Lo hace como si estuviera anotando algo para no olvidarse después. El siente en aquellos ojos un arma que lo apunta. - Discúlpame…no era mi deseo interrumpirte; no sabía que… - No me has molestado ni sorprendido, ocurre que generalmente a estas horas me interno en un proceso espiritual que es donde quiero estar y me reconozco a mi misma. Lo mismo hago al levantarme y acostarme. - Pero tú solías… - ¿Que no concurro al templo?... he entendido que no es necesario. Mi comunión es de otro tipo y puede desarrollarse aquí, en la soledad de una plaza, o en cualquier espacio apropiado que me permita meditar. - Vaya, vaya…Pero en fin, son cosas tuyas son cosas tuyas sobre las que no tengo derecho a inmiscuirme. No, en realidad venía a conversar serenamente contigo acerca de una ligera regresión que se ha producido en tus estudios, según tengo entendido por tu madre. - Es cierto. Te lo iba a contar en cuanto nos encontrásemos, y este es el momento oportuno. En realidad me siento como abstraída respecto a algo que no puedo definir. Me distraigo fácilmente y la verdad, la pura verdad es que me está costando un esfuerzo enorme estudiar, concentrarme. Y créeme que no es un tema disciplinario, no hay “vicios” inconvenientes de por medio ni nada que se le parezca. Es mí ser que está experimentando un cambio que por ahora registro y me conduce. Soy consciente de ello pero no lo puedo reprimir. - No tienes que darme explicaciones. Te conozco demasiado como para dudar por un instante de tu buen criterio. Sencillamente que creí mi deber… - Te entiendo papá. No ha de ser fácil convivir con mellizas ¿no es cierto? ¡Julieta es tan diferente¡ - Naturalmente que tiene sus cosas pero la vida es así. De cualquier modo ustedes sólo nos han dado momentos gratos y la fortaleza de nuestro matrimonio se asienta en el amor que nos profesamos con tu madre y en la ventura que nos depara el día a día a vuestro lado. Tú “eres como eres” y aquí no hay discusión que valga. En media hora cenamos: Ten a bien prepararte y bajar. Le estampa un beso afectuoso en la frente, helada y tensa. La cena se desarrolla con normalidad disfrutando todos del habitual clima fraterno que reina en los escasos minutos en que la familia logra reunirse a pleno. Desde un combinado se escucha música suave. - Se llama Víctor y es un chico diferente, adorable… - ¿Con que Víctor? - Y te adelanto Yoli que el domingo saldremos tú y yo con él y un primo que desea conocerte. Víctor le ha hecho mención de tus “condiciones”. Se llama Pablo y estudia informática en la Universidad. - Ni soñar. Tú debes estar delirando…Tengo otros planes. - Delirando nada. Tú te vienes conmigo, no creo que tengas inconvenientes con el chico. Víctor me lo ha garantizado. ¿Acaso no es hora que conozcas las dulzuras del amor? Los padres sonríen sin intervenir. - Pero…No creo que por ahora… - Déjate de tonteras y acompáñame. A la vuelta nos haremos la tal panzada con nuestras experiencias. Todo se desarrollará bajo “nuestras” estrictas reglas. -------------------------------------------------------------------------------- - Tal parece que nos han dejado solos ex profeso. Estoy un poco nervioso. Víctor me había dicho que tú eras tanto o más hermosa que su chica y me entró la curiosidad. Se quedó corto: Tu belleza me tiene sorprendido y embobado. - Muchas gracias pero te advierto que no soy una chica fácil y en realidad sólo he accedido a los ruegos de mi hermana porque insistió y me ganó por cansancio. No significa eso ningún compromiso. - Lo entiendo y te comprendo, sin embargo tienes algo irresistible que me impulsa a pedirte te relajes y me permitas al menos tomarte de la mano, a menos que veas en mí un tipo muy desagradable, en cuyo caso te ruego ser franca conmigo. - No, no es eso; pasa que no tengo experiencia en estas cosas y temo cometer...algo inadecuado. - Somos jóvenes, no creo ser arrogante; apenas una miserable mosca que ha caído presa en tu red de encantos. Le toma la mano suavemente, roza sus labios con los de ella sin percibir en ella gesto alguno de resistencia. El apasionamiento juvenil conduce los pasos siguientes. Se abrazan y se entregan febrilmente a las caricias y los arrumacos que dicta el deseo. De improviso ella se para y se aleja con pasos ágiles. El le grita y trata de alcanzarla. - Oye, escucha ¡Que demonios te pasa¡ ¡Detente¡ Ahora no te puedes escurrir maldito sea… No me puedes dejar así. ¿Te aterran los hombres? ¿Qué clase de mujer eres? ¿Eh?... ¡Qué clase¡ Súbitamente la chica detiene la carrera, gira el cuerpo y lo mira con sarcasmo. Él queda tieso a unos metros, un tanto intrigado. Se acerca a pasos cortos, le adelanta los brazos y enfrentada a él esboza una sonrisa. Le toma suavemente la cara con ambas manos y lo atrae hacia sí… --------------------------------------------------------------------- - Mire señor: En mis años de policía no había visto nada igual, lo lamento. Encontramos el cuerpo del chico sin la lengua y los labios destrozados a dentelladas, las cuencas de los ojos vacías. Un caso típico de…usted comprenderá. La hallamos deambulando por la playa con la cara y la vestimenta tinta en sangre…Bueno será encerrada con medidas especiales de seguridad y el Juez dictaminará lo que corresponda. Lo lamento. LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI Setiembre de 2012 Derechos reservados.

1 comentario:

  1. Hola Luis Alberto ,enhorabuena por tu narración .No sé si pertenece a un capítulo de una obra tuya me gustaría leer más.Saludos granainos

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